NUEVAS SOCIAS. SUMÁNDOTE A LA RED DE MMM. MUJERES EN EL ARTE. HOY ANA GONZÁLEZ SERRANO.
Entrevista a Ana González Serrano.
La socia de Mujeres Mirando Mujeres, cuyo pseudónimo es Alistavanna, vive en Fontananar (Guadalajara).
¿Quién eres y cómo te defines profesionalmente?
Soy profesora, escritora, artista plástica y divulgadora literaria. Como autora, he sido seleccionada en varias antologías, he sido Accésit en el VIII Certamen poético Numen Comunidad Valenciana (2018), Ganadora del III Slam Poetry de Puertollano ( Ciudad Real, 2018), Finalista del Concurso Internacional de Poesía Romántica Premio 3K (México, 2020) y 2°Premio del II Concurso literario LGTBI de Totana (Murcia, 2020).
He participado en múltiples congresos literarios, ferias del libro y firmas. He publicado tres libros: En tierra de los sueños dormidos ( LFS, 2016, posteriormente reeditada y autopublicada) , cosa de niños ¡El acoso no es un juego! (Musas literarias, 2018) y Nadando entre cielos (Círculo Rojo Editorial, 2019).
Como divulgadora, he colaborado con varias revistas, he trabajado para la Revista Literaria Aullido y he creado mi propio podcast: El kit de supervivencia poética, que surgió de la necesidad de acercar la poesía a la gente joven en momentos tan críticos como la pandemia. También he emprendido con «La ruta zeta», dando cursos y mentorías online para aprender a crear y publicar poemarios desde cero.
Estos últimos cuatro años he pasado por una profunda crisis que me ha hecho reescribirme por completo, reconociéndome dentro de mi madurez y poniendo el foco en la feminidad, en el entorno y en las raíces, así como en aquellas energías que nos envuelven y nos empujan. De esta reflexión nació mis pseudónimo Alistavanna, mi nuevo libro: El silencio de Hécate (que publicaré próximamente con la editorial «con M de mujer») y los trazos de mis murales, que trascienden en forma de vegetación como eco de la mujer, honrándonos a nosotras mismas (nuestra fuerza, lucha, derechos y dignidad a través de la naturaleza salvaje y la punta fina).
¿En qué momento empezó a interesarte el arte y por qué decidiste dedicarte a ello?
El arte empezó a interesarme desde niña. Recuerdo que me apasionaban los colores, el dibujo abstracto y aquellas imágenes que no eran explícitas. Me encantaba imaginar las historias que había detrás, que se proyectaban tímidas en ese segundo o tercer plano, al que apenas observaba la gente y todavía lo hago. Siempre tuve facilidad y pasión por aprender (en cuanto a lo artístico se refiere).
He experimentando con todo tipo de pintura y materiales, he creado millones de manualidades e incluso varias piezas de artesanía natural, pero con lo que más disfruto es con los murales y la literatura. No podría decantarme por uno u otro, pues forman parte de mi equilibrio.
Si bien con lo primero puedo perder la noción del tiempo y abstraerme por completo, con lo segundo soy capaz de desnudarme y descubrirme más allá de mi propia piel, transmitiendo todo aquello que sentimos cuando se cierran los ojos y se apagan las luces.
No es que me dedique al arte, porque yo no lo vivo como una afición ni como un trabajo, sino como una necesidad, una forma de sobrevivir, observar y respirar, cerrando las brechas que nos separan, haciéndonos de toma a tierra.
¿Cuáles son tus fuentes de inspiración y que proyectos destacarías de toda tu trayectoria?
Dependiendo de la época y el para qué, podría destacar varias mujeres que de una forma u otra me han dado fuerza e inspiración a través de la música, como por ejemplo Edith Piaf, Lindsey Stirling, Las Vulpess, o Gran Quivira. Otras para la novela, como por ejemplo Louisa May Alcott, Mary Shelley o Lucy Maud Montgomery. Para la poesía, Elvira Sastre, Rupi Kaur, Emily Dickingson, Isabel Pérez Montalbán, Ajmátova o María Sanchez. Para la espiritualidad, Alanna, Judith Varela, o Chandrayali. Y para el arte mural, Monalysa, Paola Dueñas o Mona Carón serían algunos ejemplos.
En verdad hay muchísimas más mujeres y hombres que me inspiran, porque es gente que se arriesga a disfrutar del camino aun con sus muchas curvas y matices.
De mi corta trayectoria destacaría mis tres libros, porque puse toda mi alma y mi vida en ellos, aunque sin duda, el más especial es la novela que estoy a punto de publicar «El silencio de Hécate», pues he aprendido muchísimo con ella y, por primera vez, no se trataba de mí, sino de dar voz y visibilidad a todas aquellas mujeres que no la tienen.
¿Cómo imaginas tu proyección profesional?¿cuál sería el proyecto al que nunca dirías que no?
Me gustaría poder vivir del arte y la literatura, así como crear eventos culturales en los que se mezclen distintas disciplinas artísticas y puedan motivar a la gente joven. Me encantan los nuevos proyectos; pero, sin duda, nunca diría que no a aquellos que están centrados en la mujer o la ayuda para los animales (en ese aspecto soy bastante activista).
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